En estos días en los que este frente y múltiples organismo han estado abocados a juntar adhesiones a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, se hace hincapié en las razones por las cuales uno debiera adherir, pero cabe preguntarse también ¿por qué alguien podría negarse a adherir a la Marcha Mundial? Y es más, ser capaz de poner trabas para que estos organismos realicen su misión.
La respuesta es múltiple. No se adhiere…
Porque se le tiene miedo, miedo a un grupo humano enorme organizado por la paz y la no violencia.
Porque se tiene una visión naturalista de la violencia y del ser humano y por tanto la violencia es algo arraigado en el concepto del ser y no podría ser superado.
Porque conviene trabajar con una visión objetal de los seres humanos que permita usarlos para fines personales.
Porque no se cree en la igualdad de las personas y se defiende la superioridad de algunos por sobre otros.
Porque no se cree y por tanto no se respeta la diversidad cultural y personal.
Porque se cree poseer la verdad absoluta y toda versión diferente debe ser apagada, omitida, censurada.
Porque no se acepta la libertad de ideas y creencias.
Porque se piensa verdaderamente y en lo más profundo del ser, que las guerras son una vía válida para resolver conflictos.
En fin, son muchas las razones y en este mundo que nos toca vivir, debemos sostener esta bandera firmemente, soportando el viento huracanado que se opondrá al avance de estas voluntades.
Pero, ellos, los que se niegan, no saben que la marcha ya está y avanza con resolución, alegría y fuerza porque por sobre todo, la paz y la no violencia tiene que ver con la alegría de ser…
Justo Concha
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